Te odio.
Odio cómo bailas.
Odio la forma en que te ríes de todo.
Odio tus intentos de llamar la atención.
Odio tus camisetas cutres y tus chaquetas.
Odio la forma en que intentas sacarme de quicio y cuando te metes conmigo.
Odio cuando escribes en el ordenador, cuando hablas en clase y cuando me ignoras.
Odio que me mires, que me hagas sentir incómoda.
Odio cuando te cortas el pelo, y también cuando lo tienes largo.
Odio tu sonrisa cuando sabes lo que estoy pensando.
Odio tu manía de llevarme la contraria en todo.
Odio que me recuerdes a todas las canciones que me gustan.
Odio que nunca hables en serio.
Te odio cuando llegas tarde, y también cuando te adelantas.
Odio lo que me haces sentir cuando me tocas sin querer.
Odio cuando tocas la guitarra y cuando cantas.
Te odio cuando te disfrazas, y cuando no lo haces.
Odio cómo posas en las fotos.
Odio que te acuerdes de las fechas importantes.
Odio que me hagas llorar.
Odio que te guste el cine y que ya no quieras ver películas conmigo.
Odio haber sido importante para ti.
Odio que no toques el saxofón y que no seas irlandés.
Odio tener que verte y escucharte todos los días.
Odio cuando no me escribes mensajes.
Odio tener que ser tu amiga.
Odio que estes pensando en otra y que ya no lo hagas en mí.
Odio cómo me haces sentir.
Odio sonreir cuando te veo.
Odio tener que esperarte.
Odio cómo has cambiado y que yo ya pertenezca a tu pasado.
Odio recordarte a ti y todos los momentos contigo.
Odio pensar en ti.
Odio que tengas que ser tú.
Odio que me hagas ser mejor persona.
Odio echarte de menos.
Te odio cuando no me besas, cuando no me abrazas y también cuando no me dices que estoy guapa.
Odio que me rompas el corazón.
Y, sobre todo odio quererte, porque no puedo evitar hacerlo. Odio tener que odiarte y no poder decirte lo mucho que te necesito, que sin ti estoy incompleta y que te echo de menos.
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